Una exempleada del laboratorio HLB Pharma, que produjo el fentanilo contaminado, reveló que hubo falsificación de controles y complicidad con auditores.
Una denuncia expuso graves irregularidades en el laboratorio HLB Pharma, donde se producían fármacos como fentanilo sin controles de calidad ni trazabilidad. Según una ex trabajadora, se falsificaban análisis microbiológicos, se reutilizaban filtros contaminados y hasta se enviaron al mercado drogas infectadas, mientras la ANMAT recibía informes manipulados.
La revelación destapó un panorama alarmante en la industria farmacéutica. En una entrevista con el programa Código Dolabjian de Radio Rivadavia, Adriana describió un sistema plagado de irregularidades, donde primaban la falta de idoneidad, la ausencia de controles y la manipulación de documentación.
Según su testimonio, el laboratorio contrataba personal exclusivamente para completar planillas de análisis microbiológicos inexistentes. Los resultados se falseaban de manera manual y la higiene en las instalaciones era deficiente.
Uno de los puntos más críticos fue el reutilizo de filtros destinados a esterilizar drogas de alto riesgo, como el fentanilo. Estos elementos se lavaban y volvían a usarse sin esperar la confirmación de los controles, lo que ponía en riesgo directo a los pacientes.
Precariedad y falta de trazabilidad del fentanilo
Adriana relató que el laboratorio producía inyectables de gran y pequeño volumen sin garantizar la trazabilidad. Las condiciones ambientales eran inadecuadas: ventilación deficiente, temperaturas extremas y trabajadores expuestos. “En pleno verano, algunos empleados ingresaban en ropa interior por el calor insoportable, con las puertas abiertas”, señaló.
La falta de control alcanzaba también al organismo regulador. La exempleada afirmó que la ANMAT era engañada sistemáticamente, ya que la empresa sabía con anticipación qué lotes serían auditados. Para estas inspecciones, se contrataba gente que se encargaba de “acomodar papeles” y “dibujar números” para evitar que se detectaran desvíos.
Uno de los episodios más graves fue el de un lote de fentanilo contaminado que, a pesar de haber dado positivo en los análisis, se despachó igual. La información era conocida por analistas y responsables de calidad, pero aun así la droga salió al mercado.
Según Adriana, los registros de resultados positivos se anotaban en borradores o cuadernos separados y nunca se identificaba la bacteria. Además, se ignoraba la cuarentena obligatoria y los productos contaminados eran distribuidos sin demoras.